jueves, 24 de enero de 2013

Domenico Zipoli

(Prato, 1688-Córdoba, Argentina, 1726) Compositor italiano. Alumno de A. Scarlatti, ingresó en la orden de los jesuitas y destacó como organista y compositor de música instrumental para tecla. En 1706 marchó a Roma, donde compuso sus primeras obras, entre las que destaca Sonate d'Intavolatura. En 1716 llegó a Sevilla, donde ingresó en la Compañía de Jesús. Tras terminar estudios de teología y filosofía, viajó a Córdoba (Argentina), donde permaneció hasta su muerte. Fue el músico más conocido de los que trabajaron para las misiones jesuitas de Mojos y Chiquitos, entre Paraguay y Bolivia.Su obra en Europa es de una deslumbrante técnica barroca, por lo que llama la atención que supiera adaptarse a las necesidades de la música indígena guaraní. Desafortunadamente, una parte de su repertorio se perdió tras el final de las misiones de los jesuitas en 1767. Sus obras más representativas son la Misa Zipoli, las Vísperas Solemnes y los himnosAve María Stella, O Gloriosa virginum y Tantum ergo Sacramentum.
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Contexto históricoContemporáneo de Bach, Händel y Scarlatti, es difícil comprender cabalmente la vida y el legado de Zipoli fuera del contexto histórico de la época colonial. Cuando en 1716, merced al presunto apoyo económico de María Teresa Strozzi, princesa de Forano, se efectuó la primera edición de sus "Sonate d'Intavolatura per órgano e cimbalo",2 Zipoli era uno de los muchos compositores respetados de Roma. Para la historia de la música europea, luego de esta publicación, Domenico Zipoli "desaparece" del escenario cultural, y teniendo en cuenta las limitaciones mediáticas e informativas de la época, la "ausencia" de Zipoli fue total. Tanto es así, que hasta ya avanzado el siglo XX todavía se dudaba si "cierto hermano jesuita llamado Domingo Zipoli" tenía alguna relación con el autor europeo de las sonatas para órgano y cémbalo, su obra europea más conocida. Las razones de este salto cultural permanecerán para siempre en la sombra. Es altamente posible, sin embargo, que Zipoli haya sufrido una crisis religiosa, y haya decidido ofrendar lo mejor de sí —la música— a Dios. Dada la fama musical y religiosa que tenían las reducciones jesuíticas de guaraníes, es comprensible que haya decidido ingresar en la Compañía de Jesús y viajar a Sudamérica a fin de convertirse en misionero.

Una versión más terrenal ha sugerido que la huida de Zipoli de los círculos culturales romanos podría deberse a una relación socialmente inaceptable con su mecenas, la princesa de Forano. Sin embargo, no existe evidencia que así lo sugiera.
En los ocho años y cinco meses de actividad en Córdoba, capital de la provincia jesuítica del Paraguay, Zípoli compuso una cierta cantidad de música que luego se enviaba, por medio de emisarios, a los treinta pueblos que formaban parte de las Reducciones. Cuando España ordenó la expulsión de los jesuitas, en 1767, la mayor parte de sus composiciones permanecieron en los pueblos, y finalmente se perdieron cuando se destruyeron los mismos.

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