viernes, 3 de junio de 2011

Sobre células rítmicas y otros motivos para construir música


Crear música en la escuela es poco frecuente porque la "página en blanco" musical es algo que tiende a evitarse. Por eso, tanto el texto como la imagen suelen ser soportes de gran ayuda a la hora de abordar la exploración sonora. Pero el tema de la producción musical en sí misma es una cuestión que no se afronta de lleno, ya que el contacto y la manipulación de materiales musicales está casi siempre mediado por otras expresiones, registrándose cierta resistencia a encararlo autónoma e independientemente de producciones ya existentes.
En cualquier caso, sin duda, es necesario ofrecerle a los alumnos la oportunidad de expresarse creativamente a través de los sonidos y de la música. Al hacerlo, es importante tener en cuenta que el objetivo de la escuela es ése y no el de formar compositores. En ese sentido, cuando hablamos de creación no nos referimos únicamente a un hacer que implique la invención de algo completamente nuevo, sino también al uso de la música como un medio de expresión y comunicación. En última instancia, la creación no florece desde el vacío sino que siempre absorbe, transforma y se nutre del repertorio de lo escuchado y de las ideas musicales que resuenan a nuestro alrededor.
Los alumnos de la EGB 3 ya han tenido la posibilidad de crear sonorizaciones de relatos, descripciones sonoras de imágenes, versiones de canciones y de interpretar o ejecutar obras de otros artistas. Esas experiencias, fundamentales para el manejo de las posibilidades expresivas del lenguaje, se enriquecen en el Tercer Ciclo, generando espacios para que los alumnos dialoguen con ideas musicales y construyan su propia música. Es fundamental que la escuela prepare individuos capaces de hacer música y partícipes, sin inhibiciones, de las diversas prácticas musicales.
El objetivo de esta propuesta es que los alumnos se familiaricen con el proceso de creación musical en una experiencia colectiva orientada por el maestro. Pretendemos que progresivamente se desarrolle un trabajo que parta de ideas del propio lenguaje.

Contenidos

  • Improvisación de respuestas musicales.
  • Prolongación y variación de ideas sonoras.
  • Organización de secuencias sonoras.
  • Creación colectiva: el trabajo grupal en música.
  • El problema del registro de lo sonoro.
  • Relación proceso-producto en la creación musical: el hacer musical y la reflexión sobre el hacer.

Propuesta de trabajo

A partir de una idea musical les proponemos trabajar en la construcción de una secuencia sonora desarrollándola, prolongándola, repitiéndola, elaborándola. Para la propuesta podrán utilizarse instrumentos musicales convencionales y no convencionales, como objetos de cocina (sartenes, ollas, ralladores, cucharas, etc.), empleados con fines musicales.

Improvisar respuestas rítmicas

Primer momento

Para comenzar con una actividad que genere un clima de distensión en el que los alumnos se vayan desinhibiendo y animando a jugar musicalmente, puede disponer a la clase en una ronda e introducir una célula rítmica, para que la palmee un alumno por vez. Por ejemplo:
Compases
Proponga a los niños que continúen con una respuesta a lo escuchado. Podrán proseguir y prolongar el ritmo presentado (antecedente), fabricando variaciones o expresiones complementarias (consecuentes). De tal manera, irán surgiendo distintas contestaciones rítmicas. Por ejemplo:
Compases
Con el propósito de articular el motivo rítmico inicial con las respuestas de los alumnos y coordinar sus intervenciones, le sugerimos que, al menos al principio, usted repita el antecedente antes de cada nuevo consecuente. La sucesión sería entonces docente-alumno 1, docente-alumno 2, etc.
Luego podrá agilizar la dinámica del encadenamiento proponiendo nombres de distintos alumnos (especialmente de los que no participan en forma espontánea) para que improvisen respuestas rítmicas.

Segundo momento

La idea ahora es que los alumnos se animen a construir respuestas rítmicas en subgrupos. Sugerimos mezclar, en éstos, a quienes tengan distintos niveles de formación musical. Con el propósito de garantizar la participación de todos sus miembros, es aconsejable que los grupos no estén integrados por más de cinco alumnos.
Para el trabajo autónomo, cada grupo elaborará una respuesta rítmica retomando la célula inicial. Tendrán que jugar con la idea y transformarla, improvisando y probando distintas opciones. Usted puede acompañarlos, interviniendo en los grupos que lo necesiten y proponiendo estrategias para que resuelvan las dificultades que ellos manifiesten o que usted detecte.
Es importante que los alumnos descubran el valor del ensayo ya que son necesarias muchas pruebas para encontrar aquellas soluciones creativas que les resulten satisfactorias. Sabiendo esto es posible que no pierdan el entusiasmo y mantengan el interés en el transcurso del trabajo.

Tercer momento

Seguidamente, cada grupo mostrará su producción y juntos tendrán que articular las células generadas y juntarlas, combinarlas, yuxtaponerlas sucesivamente determinando un orden para la secuencia sonora. Todas las producciones nacieron como respuesta al mismo material rítmico y tendrán que pensar y decidir entre todos de qué manera integrar los distintos elementos en el discurso musical. A modo de ejemplo, podrán anteponer el antecedente y repetirlo antes de cada consecuente (1-2-1-3-1-4) o bien encadenar los fragmentos según otro orden (tal vez 1-3-2-4).

Cuarto momento

Con la secuencia rítmica armada, usted puede introducir el problema de lo temporal en música: ¿cómo hacer para recordar las ideas que se fueron generando de forma tal de poder conservarlas y no olvidarlas? La música transcurre en el tiempo y por eso tiene un carácter transitorio, efímero. Los alumnos comprenderán que, si no registran de algún modo la producción sonora, al cabo de un rato la habrán olvidado. De esta manera percibirán la necesidad de "retener" la secuencia rítmica.
En el caso de disponer de un grabador, el registro podrá ser sonoro; de lo contrario la forma será escrita y es aconsejable diseñar conjuntamente una notación adecuada para fijar las soluciones planteadas.
Además de registrar el material para conservarlo, es importante que los alumnos puedan escuchar sus propias producciones en las distintas fases de esta actividad, es decir, la producción en proceso y el producto final. Para ello, el registro mediante grabación será de gran utilidad ya que el hacer musical se verá enriquecido significativamente por la audición crítica y la reflexión. Escuchar conjuntamente los registros y reflexionar sobre las distintas opciones logradas frente a una misma consigna será un modo de retroalimentar el proceso, permitiendo a los alumnos realizar modificaciones para ajustar el producto a sus intenciones expresivas.

Quinto momento

Será provechoso recomponer el proceso creativo que transitaron conjuntamente: ¿cómo fue que llegamos a crear esa secuencia rítmica?, ¿por dónde empezamos?, ¿qué pasos organizaron nuestro trabajo? A partir de estas preguntas, los alumnos irán identificando y sistematizando el proceso creativo llevado a cabo en función de sus etapas: improvisación, selección y organización. Dichas operaciones constituyen un determinado modo de hacer música.
La conceptualización de las fases les permitirá contar con una suerte de modelo a la hora de adentrarse nuevamente en la producción musical.

Elaborar respuestas melódicas

Luego de trabajar el ritmo, usted puede preguntarles si se animan a trabajar con la altura del mismo modo. Sugerimos presentarles una célula melódica que funcione como motor de la producción. Por ejemplo, podría "melodizar" la célula rítmica anterior y un consecuente:
Compases
Le recomendamos capitalizar las experiencias musicales previas de los alumnos, sean éstas escolares o extraescolares. Será valioso que invite a aquellos alumnos que toquen instrumentos musicales 1 a que los traigan a la clase y participen en la actividad ejecutándolos. Así, el trabajo se nutrirá de la habilidad y capacidad imaginativa de cada uno de los miembros de la clase que podrá aportar sus propias ideas y experiencias. A modo de ejemplo, una estudiante que toque la flauta o la guitarra podrá improvisar respuestas melódicas empleando su propio instrumento. Para organizar la actividad, es aconsejable retomar la secuenciación propuesta para el tratamiento del ritmo. Esto es, en un primer momento, comenzar el trabajo colectivamente, escuchando de a una por vez las soluciones melódicas que algunos alumnos propongan de manera individual, en respuesta a la célula del docente.
En un segundo momento se sugiere, dividir la clase en subgrupos para que cada uno busque prolongar en el tiempo la idea original, improvisando variaciones sobre el material melódico dado. En este proceso, usted podrá proponerles algunas opciones de pruebas sobre los materiales para enriquecer la búsqueda expresiva cuando fuera necesario. La idea es que en los grupos improvisen en base al antecedente, para luego armar su respuesta melódica.
En un tercer momento, agruparán sucesivamente el material, mezclando y disponiendo las células melódicas entre sí para armar una secuencia. usted podrá intervenir y ayudarlos a articular y asociar el encadenamiento con un criterio narrativo.
En todo momento, el carácter respetuoso de sus propias intervenciones frente a las creaciones de los alumnos será muy valioso para el estímulo de la confianza individual y grupal. Probablemente, se animarán a experimentar distintas opciones, a ser más audaces en la búsqueda de respuestas, a romper con los estere o t ipos conocidos, manifestando su curiosidad y aventurándose a extender los límites de su imaginación.

Coloreando: timbre, textura, intensidad y carácter

Luego de definir la sucesión melódica, será conveniente que definan los timbres, las texturas, las dinámicas y el carácter para la secuencia configurada. Para ello, nuevamente en subgrupos y guiados por usted, cada uno podrá probar e improvisar las distintas variantes posibles. Por ejemplo, podrán interpretar la secuencia intercalando solos vocales con intervenciones grupales, o ejecutarla combinando distintos instrumentos, tanto simultánea como sucesivamente. En relación con la intensidad y la velocidad, podrán intentar diferentes opciones y luego definir qué matices y qué tempo le asignarán a cada parte de la secuencia sonora.
Finalmente, sería importante que los alumnos tengan la posibilidad de escuchar las secuencias musicales que obtuvieron los distintos grupos y analizar las resultantes sonoras.
Para cerrar todo el proceso con la reflexión, podrán intercambiar opiniones relacionadas con la producción final como así también ideas sobre las características del producto en proceso. Por ejemplo, se podrá comentar la multiplicidad de respuestas que fueron apareciendo en las distintas etapas del trabajo creativo frente a una misma consigna planteada, los logros y las dificultades, la relación entre lo intencional y el hallazgo casual en la búsqueda expresiva, entre otros tópicos.
1. No es necesario que sean estudiantes avanzados en la interpretación musical sino que, simplemente, se animen y tengan ganas de ejecutar un instrumento. Por otra parte, de mediar una dificultad técnica para la interpretación, usted puede alentarlos a que experimenten otros modos (no convencionales) de producir sonidos con un instrumento.
Fuente: educ.ar

0 comentarios:

Publicar un comentario