sábado, 3 de septiembre de 2011

La leyenda del Carau

Carau es el nombre onomatopéyico de un ave zancuda, de plumaje negro, de vuelo torpe, que habita en lagunas, esteros y bañados correntinos. Como su nombre lo indica su característica es su grito que lo emite casi toda la noche o ante la proximidad de algún extraño a la comunidad en que vive. 

Cuenta la leyenda que Carau fue un muchacho apuesto y muy buen bailarín, aparte de guitarrero y cantor, que vivía en compañía de su madre, para quien eran todos sus cuidados y desvelos. Pero cierta vez que ella enfermó seriamente, Carau agotó sus esfuerzos para atenderla con medicación casera, y al no tener mejoría resolvió marchar al atardecer hacia el pueblo más próximo, distante varias leguas del rancho. En el camino encontró un baile, donde se acercó por curiosidad, pero enseguida se confundió con los bailarines, atraído por una muchacha muy agraciada, que a su vez coqueteaba con él, teniendo en cuenta que sobresalía entre todos, por su postura y elegancia. Olvidando por completo la enfermedad de su madre, continuó bailando toda la noche hasta que de madrugada un amigo le trajo la noticia que su madre había muerto. 

... ¡ NO IMPORTA MI BUEN AMIGO - respondió Carau - hay tiempo para llorar!.

Sin embargo, atormentado por el remordimiento salió del baile para hacerse cargo de su madre muerta. Cuenta la leyenda que durante mucho tiempo peregrinó por el pago sin hallar consuelo. La ropa oscura que usaba, desgastada y desteñida por el tiempo y la intemperie se hizo trizas transformándose después en plumas, los brazos se volvieron alas y el cuerpo adquirió la forma de un ave. Se largó a vivir y llorar por los esteros. Cuenta la leyenda que la muchacha que lo retuvo en el baile, también se convirtió en ave, tomando la forma de la pollona, y lo acompaña al Carau en su constante peregrinar.


Fuente: Libro "EL CHAMAMÉ" de Enrique Antonio Piñeyro

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